Los Otates, desde sus Orígenes
Esta, es una síntesis de cómo ha surgido el pueblo de Los Otates desde sus orígenes; para esto fue necesaria la consulta de los archivos históricos de notarías de la ciudad de Xalapa, donde se encontraron muchos datos sobre este lugar, y estos datos son exactos, porque fueron extraídos de documentos oficiales, por lo que se agradece las aportaciones de Héctor Barradas Palmeros y Alberto Palmeros Barradas, en esta investigación.
Remontándonos al 08 de enero de 1579 encontramos que:
“Sebastián Díaz, vecino de Xalapa hizo diligencias ante el Virrey y adquiere un sitio para ganado mayor en términos: Santiago de Chicuasentepec, Actopan y Atesca, en un palmar entre cerros”.
Diez años después la estancia fue donada a Pablo Gutiérrez, vecino de Tecamachalco, con residencia en Xilotepec. Posteriormente la estancia pasa a poder de Don Roque Gutiérrez de Ceballos, Dueño del ingenio “La Concepción” y esta familia lo conserva hasta finales del siglo XVII.
“Sebastián Díaz, vecino de Xalapa hizo diligencias ante el Virrey y adquiere un sitio para ganado mayor en términos: Santiago de Chicuasentepec, Actopan y Atesca, en un palmar entre cerros”.
Diez años después la estancia fue donada a Pablo Gutiérrez, vecino de Tecamachalco, con residencia en Xilotepec. Posteriormente la estancia pasa a poder de Don Roque Gutiérrez de Ceballos, Dueño del ingenio “La Concepción” y esta familia lo conserva hasta finales del siglo XVII.
Para 1692 estos terrenos pasan a poder de las religiosas del convento de San Jerónimo de Puebla y puestos en venta posteriormente, dando el frente el señor Bachiller Diego Martín de los Reyes, cura beneficiado por su majestad en el pueblo de Naolinco, vicario y juez Eclesiástico, y es aquí donde adquiere Don Francisco Domínguez Muñiz, el sitio para ganado mayor, llamado “Cañada de los Otates”, más otros bienes que se sumaron a la compra.
Durante todo el siglo XVIII la Familia Domínguez Muñiz, vecinos de Naolinco, fueron dueños de este lugar hasta que en la primera década del siglo XIX, Catarina Mariana Domínguez Vázquez, doncella y sin herederos, deja sus terrenos a las familias que ya vivían en la ranchería y esto fue bajo las siguientes condiciones:
1ª.- Que fuese considerada propiedad de Santa Rosa de Lima, esto con el fin de evitar problemas entre los moradores y en cuanto les fuera posible construyeran una capilla más grande para veneración de la Santa, ya que solo existía una ermita de madera con techo de zacate donde tenían dos lienzos, uno de Santa Rosa y el otro de San Diego de Alcalá.
2ª.- Los habitantes de Los Otates solo pueden ser dueños de los árboles frutales, del ganado y de las cosechas.
3ª.- Deberá tener tierra todo otateño que la pueda hacer producir.
4ª.- El bosque del “Cerro Grande” es propiedad de todo el pueblo y su madera puede ser extraída con la condición de que el área talada sea inmediatamente reforestada.
5ª.- Los Árboles frutales pueden venderse, pero solo entre los mismos habitantes.
6ª.- Se prohíbe talar árboles o sembrar en el cerro “el altillo”.
7ª.- Nadie puede tener más tierras que las que pueda hacer producir por su propio esfuerzo.
8ª.- Quien posea la tierra tiene que ser un descendiente directo de las familias fundadoras.
9ª.- Los potreros no pueden ser vendidos, así que en caso de traspasar el terreno solo se cobra el alambre de púas.
10ª.- La tierra puede ser utilizada como potrero mientras no haya quien la cultive.
11ª.- Cuando la persona encargada de la tierra no la cultiva durante dos años, puede venir otra persona a ocuparla.
12ª.- La tierra puede utilizarse como potrero o parcela, mientras no haya quien deseé construir ahí su casa.
13ª.- Durante el periodo de sequia (Diciembre – abril), el ganado puede vagar libremente por todos los terrenos que no estén cercados, y alimentarse con el rastrojo que deliberadamente ha sido abandonado para ese fin.
2ª.- Los habitantes de Los Otates solo pueden ser dueños de los árboles frutales, del ganado y de las cosechas.
3ª.- Deberá tener tierra todo otateño que la pueda hacer producir.
4ª.- El bosque del “Cerro Grande” es propiedad de todo el pueblo y su madera puede ser extraída con la condición de que el área talada sea inmediatamente reforestada.
5ª.- Los Árboles frutales pueden venderse, pero solo entre los mismos habitantes.
6ª.- Se prohíbe talar árboles o sembrar en el cerro “el altillo”.
7ª.- Nadie puede tener más tierras que las que pueda hacer producir por su propio esfuerzo.
8ª.- Quien posea la tierra tiene que ser un descendiente directo de las familias fundadoras.
9ª.- Los potreros no pueden ser vendidos, así que en caso de traspasar el terreno solo se cobra el alambre de púas.
10ª.- La tierra puede ser utilizada como potrero mientras no haya quien la cultive.
11ª.- Cuando la persona encargada de la tierra no la cultiva durante dos años, puede venir otra persona a ocuparla.
12ª.- La tierra puede utilizarse como potrero o parcela, mientras no haya quien deseé construir ahí su casa.
13ª.- Durante el periodo de sequia (Diciembre – abril), el ganado puede vagar libremente por todos los terrenos que no estén cercados, y alimentarse con el rastrojo que deliberadamente ha sido abandonado para ese fin.
Fue en 1835 cuando se colocó la primera piedra de la capilla que pedía la primera clausula, como condición de la donante del terreno, y en 1889 se adquiere la tercera campana mayor, misma que fue colocada junto con otras dos más pequeñas, que ya existían desde 1766 la primera y la segunda en 1767.
La bendición de la torre fue el 30 de agosto de 1899, edificada por los hermanos Marín (Francisco, Lucio y Gumesindo) de Cerrillos de Díaz.
El Cementerio fue bendecido por el párroco interino de Actopan, Javier Caraza, el 10 de abril de 1880. El templo actual se cimentó sobre la misma capilla, comenzados los trabajos en 1946, por el Sr. Cura de Actopan, Francisco Arauz Reglin, de grata memoria en toda la región.
Con referencia a las familias que poblaron estas tierras, fueron de origen español, como aparecen las actas de bautizo en la parroquia de Actopan. Los cronistas naolinqueños, por tradición oral dicen: que eran españoles de nacimiento, pero hijos de Judíos convertidos al cristianismo “Sefarditas”, venidos a la Nueva España en busca de mejores condiciones de vida que la que tenían en Europa en aquellas épocas, y esto podía explicar el por qué no quisieron mezclarse con otras familias hasta años recientes.
Los Otates fue instituido cabecera parroquial en el mes de septiembre de 1973, por Monseñor Emilio Abascal, y a lo largo de la historia se guardan gratos recuerdos de las visitas pastorales de los Señores Obispos, desde el primero que fue el 15 de septiembre de 1866 con el Señor Don Francisco Suarez Peredo y el 18 de enero de 1926 de San Rafael Guizar y Valencia, la cual duró tres días; Don Manuel Pío López y Estrada hizo sentir siempre su presencia con mucho amor de padre y pastor.
soy de otates, es un orgullo pertenecer a esta tierra hermosa, es bueno tenerla en la web.
ResponderEliminarMuy buena reseña ahora me gustaría conocer la historia de la edificación a dos aguas que se ve desde la carretera, gracias
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